terça-feira, 8 de dezembro de 2009

"Por el boxeo largaría todo"

Protagoniza Valientes, la tira más exitosa de la televisión, pero su verdadera pasión es otra. Lleva la mitad de su vida boxeando y de allí toma enseñanzas para la vida. Historias de ojos morados, peleas callejeras y lágrimas recientes.

Protagoniza Valientes, a novela mais exitosa da televisão, mas sua verdadeira paixão é outra. Leva metade de sua vida lutando e dali tira lições para a vida. Historias de olhos roxos, brigas de rua e lágrimas recentes.





Por Federico Seeber // Fotos Gustavo Bosco


Ese calvario siempre latente jamás llega. Entonces, la mente se relaja y la tensión muscular no dura más que un par de rounds. Cuando Luciano Castro entiende, por fin, que esta vez no tendrá que aclarar intimidades que deplora, lleva las palmas atrás de la nuca y disfruta. “Yo soy de este palo”, dice, sin más explicación que un vistazo placentero por la escenografía que huele a puñetazos.




Este calvário sempre bate, mas nunca chega. Então, a mente relaxa e a tensão muscular mais que um par de rounds. Quando Luciano Castro entende, por fim, que desta vez não terá que esclarecer intimidades que tanto lamenta, leva as mãos atrás da cabeça e desfruta.”Eu sou deste clube”, disse, sem mais explicações que um aspecto agradável para a paisagem que cheira a socos.



Algunos metros bajo tierra, su tierra. Un gimnasio, un ring, aquellos clásicos sacos de cuero, estos modernos puching ball. Afiches con anuncios de antiguas peleas, enormes fotos de viejas glorias. Una atmósfera de boxeo ideal para aquel flacucho ochentoso de Villa del Parque que soñaba con el título del mundo y para este corpulento galán de tele que todavía sueña aquellos imposibles.



Alguns metros abaixo da terra, sua terra. Uma academia, um ring, aqueles clássicos sacos de coro os modernos puching ball. Pôsteres com anúncios de antigas lutas, enormes fotos de velhas glorias. Uma atmosfera de boxe ideal para aquele fraco e ostentoso de Villa Del Parque que sonhava com o titulo do mundo e para este corpulento galã de TV que ainda sonha coisas impossíveis.



No le cuesta la franqueza. Podría caminar por la huella fácil y decir que tiene amigos en todos lados y que se divierte haciendo las dos cosas, pero no. Definitivamente, sus palpitaciones se multiplican bajo las luces del cuadrilátero, en el Defensores de Olivos, en el centro del adrenalínico ‘Charly Box’. “Cuando me toca actuar, voy, trabajo y listo. Acá no. Acá me identifico más. Mis amigos tienen más que ver con el boxeo, y el mundo de la actuación es la antítesis de ésto”, explica.




A franqueza não lhe custa nada. Poderia andar facilmente pela gloria e dizer que tem amigos em todos os lados e que se diverte fazendo as duas coisas, mas não. Definitivamente, suas palpitações se multiplicam sob as luzes do quadrado, no Defensores de Oliveiras, no centro de adrenalinas ‘Charly Box’. “Quando tenho que atuar, vou, trabalho e pronto. Aqui não. Aquí me identifico mais. Meus amigos tem mais a ver com o boxe, e o mundo da atuação é a antítese disto”, explica.


Desde la cuna


Vio golpes desde siempre. Su padre Pocho y su padrino Richard no lo obligaron a nada, pero durante siete años consecutivos lo sentaron en el ring side del Luna. Peleas antológicas, escándalos y protectores bucales por el suelo. En la previa, escuchaba lecciones de historia sobre Nicolino, Ringo y Acavallo. De vuelta a casa, se agigantaban los Palma, los Roldán y los Coggi. Estos guapos maravillaron a Luciano. “Cuando quise darme cuenta, estaba en el gimnasio de Abel Laudonio, el viejo Abel -recuerda-. Yo vivía en Villa del Parque y quería ir a Huracán por el Ringo, pero no pude”.



Desde o berço



Viu golpes desde sempre. Seu pai Pocho e seu padrinho Richard não o obrigaram a nada, mas durante sete anos consecutivos o sentaram no ring de Luna. Lutas antológicas, escândalos e protetores bucais ao chão. Na previa escutava lições de historia sobre Nicolino, Ringo e Acavallo. De volta para casa cresciam o Palma, o Roldán e o Coggi. Estes lindos maravilhavam a Luciano. “Quando me dei conta, estava na academia de Abel Laudonio, o velho Abel – recorda -. Eu vivia em Vivia em Villa Del Parque e queria ir ao Huracán pelo Rungo, mas não pude”.



¿Qué aprendió de Laudonio?


Abel fue el primer tipo que me enseñó a aguantármela. Yo tenía 16 años, era flaquito, tenía el pelo largo y en las clases aprendía a aguantármela arriba del ring.



O que aprendeu de Laudonio?


Abel foi o primeiro cara que me ensinou a suportar. Eu tinha 16 anos, era fraquinho, tinha o cabelo comprido e nas aulas aprendia a suportar em cima do ring.



¿Abajo ya se la aguantaba?


Había tenido varias peleas callejeras feas, muy duras. Incluso, cuando arranqué con ésto, sentía la necesidad de demostrar lo que aprendía: mostrar para figurar. Pero, una vez, me pegaron un puntazo y estuve muy mal. Ese fue el final.


Embaixo já a suportava?


Havia tido varias brigas de rua feias, muito duras, inclusive, quando comecei com isso, sentia a necessidade de demonstrar o que aprendia: mostrar para aparecer. Mas, uma vez, me deram um pontapé e fiquei muito mal. Esse foi o fim.



¿El boxeo lo retiró del mano a mano callejero?


Definitivamente. Me di cuenta de que no tenía sentido.

O boxe te tirou do mano a mano das ruas?


Definitivamente. Me dei conta de que não tinha sentido.



Está la cicatriz en la mano, entre el índice y el pulgar. Pero también están las marcas menos ingratas. Como la noche del duelo entre Sugar Ray Leonard y Marvin Hagler, cuando lo sacaron de la cama a las dos de la madrugada, lo sentaron frente al televisor y le anticiparon que el artista destronaría al monarca. Y cuando subió a recibir el Martín Fierro con el ojo morado después de hacer guantes con su amigo Charly Rodríguez.



Tem uma cicatriz na mão, entre o indicador e o polegar. Mas também tem as marcas menos ingratas. Como a noite do duelo entre Sugar Ray Leonard e Marvin Hagler, quando o tiraram da cama as duas da madrugada, o sentaram em frente a televisão e lhe anteciparam que o artista destronaria ao monarca. E quando subiu para receber o Martin Fiero com o olho roxo depois de lutar com seu amigo Charly Rodriguez.



Tiene 35 años y lleva la mitad de la vida compartiendo actuación y boxeo. Puede sonar extraño pero, en su caso, el orden de prioridades no respeta el peso de las pasiones. ¿Entonces? “Cuando empecé a ponerme a la par de los profesionales, a los 17, tuve que decidir y me di cuenta de que algo me faltaba: no tenía ese hambre necesario para ganar cosas”.



Tem 35 anos e leva a metade da vida dividindo atuação e boxe. Pode soar estranho mas, no seu caso, a ordem de prioridade não respeita o peso das paixões. Então? “Quando comecei a me por a par das profissões, aos 17, tive que decidir e me dei conta de que algo me faltava: não tinha essa fome necessária para ganhar as coisas.”



También le habrá gustado ver que el dinero llegaba más fácil con la actuación...


La verdad es que no. Yo pensaba en boxear por la pasión que tenía. Y me ponía mal cuando no me dejaban guantear. Ahora todavía me pasa. Cuando no puedo venir al gimnasio, estoy psíquicamente mal.


Também tenha gostado de ver que o Pinheiro chegava mais fácil com a atuação...


A verdade é que não. Eu pensava em lutar pela paixão que tinha. E ficava mal quando não me deixavam lutar. Agora ainda acontece. Quando não posso vir a academia, estou psicologicamente mal.



¿Y si pudiera elegir entre ganar un Oscar y ser campeón mundial de boxeo?


Si me garantizan que en un año estoy peleando por el título mundial con el campeón medio pesado, largo todo ahora mismo.

E se pudesse escolher entre ganhar um Oscar e ser campeão mundial de boxe?


Se me garantirem que em um ano estou lutando pelo titulo mundial com o campeão meio pesado, largo tudo agora mesmo.



Así, su lucha interna es constante. Aquel deseo, este deseo, aquellas películas mentales que se mantienen, estos juegos imaginarios infantiles, pero, por sobre todo, una valoración superlativa para algo que lo mantuvo a flote. “El boxeo me salvó la vida -subraya-. En ese momento en el que las luces pudieron haberme llevado al peor lugar, ahí estuvo el deporte que de verdad me rescató. Nadie me lo contó, por eso yo no hago más que pregonar lo que viví”.



Assim, sua luta interna é constante. Aquele desejo, este desejo, aqueles filmes mentais que se mantem, estes jogos imaginarios infantis, mas, a cima de tudo, uma valorização superlativa para algo que o manteve flutuando. “O boxe me salvou a vida – salienta -. Neste momento em que as luzes poderiam ter me levado ao pior lugar, ali estava o esporte que de verdade me resgatou. Ninguém me contou, por isso eu não faço mais que pregar o que vivi”.



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